Es curioso observar como a lo largo de la historia florece siempre junto a la ribera de los grandes descubrimientos, arrollada al tronco vigoroso del creador genial, una pléyade de cronista y críticos, hidra que se nutre del jugo sazonado de los nuevos frutos y que apunta, sin embargo, hacia paisajes y pasajes desafortunados por su propia tortuosa dirección.