Un antiguo mito relata que Prometeo, con tenacidad e ingenio, hurtó a los dioses el fuego para entregárselo al hombre, a fin de que éste desarrollara las primeras civilizaciones.
En la actualidad son los físicos, químicos e ingenieros quienes imitan esta labor titánica de controlar la energía en todas sus manifestaciones para beneficio de la sociedad; en particular la energía térmica, herencia de aquel dios griego.