En este laberinto mortal, lo más peligroso podría ser la pasión que existe entre ellos.
Sadaré se despierta en un laberinto y descubre que ha perdido todos sus recuerdos, excepto uno: es una poderosa hechicera. Su único acompañante es Daesra, un inmortal hostil, apuesto y peligroso que vendió su alma divina a cambio de poder y venganza.