Eve no está buscando problemas; está demasiado ocupada vigilando sus espaldas. El robot gladiador que lleva meses construyendo se ha visto reducido a un despojo humeante, su nombre aparece en la lista de los más buscados por las bandas criminales y lo único que mantiene con vida a su abuelo es el dinero que acaba de perder en las apuestas. Y lo peor de todo: acaba de descubrir que es capaz de destruir máquinas con el poder de su mente, por lo que un grupo de fanáticos quiere acabar con ella.