Finalizada la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, los ociosos fabricantes de cañones agrupados en el Gun Club, conciben la idea de fabricar un super cañón, el Columbiad, para enviar un proyectil tripulado a la luna. Luego de vencer innumerables inconvenientes técnicos, consiguen su objetivo. De la Tierra a la Luna, sin duda, plantó en el imaginario que la exploración a la Luna era posible.