En un intento por descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, esto es, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés en la que quedaron atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, Roland Barthes teje a su vez una red en la que los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.