Famoso por su teoría de la relatividad, que trastornó todas las concepciones previas sobre la gravitación, el cosmos, la geometría y, en general, toda la ciencia moderna, Albert Einstein fue, además de genio científico, un gran humanista: partidario de la convivencia pacífica entre los pueblos, fue un observador atento y lúcido de la vida social y política de su tiempo y gran defensor de la libertad individual y del progreso, pero de un progreso que no fuera utilizado por los estados en contra de los individuos.