Zweig se refirió al gran humanista Erasmo de Rotterdam como el primer europeo "consciente de serlo". Para él era el maestro venerado, al que se sentía unido no solamente en lo espiritual sino sobre todo en el rechazo de toda clase de violencia. Esta figura de alguien que tiene razón no en el ámbito tangible del éxito sino únicamente en sentido moral fascinaba a Zweig.