Hace unos años, por iniciativa de Clifford Geertz, la antropología volvió a trascender sus fronteras para buscar un intercambio con otros ámbitos de la actividad intelectual, no necesariamente científicos. Expansiones parecidas se habían manifestado pocas veces, al impulso de importantes giros e inflexiones en el pensamiento: con Malinowski, en la querella alrededor de Edipo, con Lévi-Strauss y el estructuralismo, acaso también con Margaret Mead.