La respuesta la encontró durante una conversación con un general que le explicó que los oficiales comen al final, y que los primeros en comer deben ser los soldados. Lo que parecía simbólico en el comedor, en la batalla era básico para la supervivencia de cualquier equipo. Este principio no es solo una teoría de management, es biología y ha funcionado desde las más primigenias tribus humanas, y Sinek nos lo demuestra en este libro.