Entre todos los méritos intelectuales que puede reunir Émile Durkheim en el campo de los trabajos sociológicos, debe anotarse él haber sido el primero en estudiar la religión como un fenómeno abiertamente social. Discrepando igualmente de las concepciones naturistas como animistas, afirma, y se empeña en demostrar, que ninguna experiencia humana, ya bien se relacione con su propia naturaleza o con experiencias exteriores, puede originar y justificar creencias religiosas pues éstas sólo surgen de "concepciones colectivas", no basadas en experiencias sino impuestas a la razón humana a través del ambiente social.