"La palabra “ídolo” se aplica tanto a los dioses como a las apariencias. En esta polisemia se encierra la clave de la obra nietzscheana, brillantemente sintetizada en este demoledor librito titulado con precisión “El crepúsculo de los ídolos”. Para Nietzsche, el error más duradero que ha cometido el pensamiento de la humanidad es la distinción entre “apariencia” y “realidad”. Cuando aceptamos que sólo hay un mundo, advertimos el gran error histórico de haber vinculado todos nuestros valores a otro mundo situado más allá, fuera de nuestro alcance. Eliminar esta idea inútil deviene algo necesario. Además, la religión ha utilizdo ese mundo del “más allá” para condicionar nuestra vida en el “más acá”.