El alcoholismo se ha convertido mundialmente en un problema social de graves dimensiones, que en nuestro país ha tomado perfiles dramáticos, al envolver tanto a mujeres como a niños, puesto que se le consideraba como actividad exclusiva de los hombres. En torno de este grave mal se han propagado muy erróneas consideraciones que van desde que el alcohólico es un pendenciero carne de presidio, hasta que es una persona de poca hombría.