En este momento, mujeres de todo el mundo sufren por amor soñando con un modelo de hombre que no existe, con una pareja ideal como tabla de salvación.
Gracias a la educación recibida, a la sociedad, a los cuentos de hadas, al cine de Hollywood, a la herencia religiosa, a un larguísimo etcétera. . . han conseguido volvernos adictas a la droga del amor, al milagro romántico, a la satisfacción de esa utopía individual.