En medicina persisten criterios y protocolos que pueden ser inadecuados para las personas que no se identifican como hombres. El modelo médico masculino es sesgado y omite parte de la casuística médica, pero se sigue aplicando a todo el mundo y puede ocasionar consecuencias indeseadas para la salud física y psíquica, sobre todo de las mujeres y de otras personas con diferentes expresiones de sexo y género.