En la familia Bélier, Paula, la hija de 16 años, es la intérprete indispensable para muchas labores diarias del resto de su familia. Sus padres y hermano, a diferencia de ella, son personas sordas y es Paula quién se encarga de hablar por teléfono, tratar con el banco, facilitarles la comprensión en la consulta del médico, etc. Además, colabora con el mantenimiento de la granja en la que viven.