En la Alemania de fines del siglo XVIII las diferencias sociales y religiosas y los conflictos entre políticas liberales y absolutas, estaban produciendo un freno cultural, además de la industrialización y el progreso liberal que se vivía en toda Europa. En este contexto, que también vivía la Ilustración y las fuerzas opresoras de Napoleón surge el Romanticismo como intento de reintegración entre el hombre y la naturaleza, por medio de experiencias espirituales subjetivas.