Hoy más que nunca se hace necesario que las universidades cobijen a los jóvenes que llegan a sus aulas, que los acompañen en ese complejo proceso de búsqueda de sí mismos. Se requiere también que estas instituciones de educación superior les apoyen y orienten en la difícil tarea de entender el mundo en el que les tocó vivir y a comprender su circunstancia vital, para que a partir de tal comprensión sean capaces de encontrar un sentido que inspire en ellos una razón que les permita conocer el propósito de su estadía en él, y les lleve a pensar que para existir siempre hay y habrá una razón profunda y que, aun a pesar de cualquier cosa, la vida es y será siempre una fuente de cuyas aguas bien vale la pena beber, incluso ahora que el planeta es como es.