La vida de la Universidad Nacional Autónoma de México no ha podido escapar al trajín dialéctico de la sociedad en la que se originó; se ha visto forzada a preservarse, transformarse, y a resistir los embates externos, al mismo tiempo incidiendo en la realidad social en la que está inserta. Lo cierto, en todo caso, es que la existencia de la institución ha estado marcada por diversas tensiones, que frecuentemente desembocan en conflicto y cambio, no sólo dentro de la casa de estudios, sino incluso en todo el país.