En el verano de 1986, Yura, un chico ucraniano de dieciséis años, llega al campamento La Golondrina, creyendo que tiene por delante unas semanas largas y aburridas.
Aún no sabe que esas semanas jugando y nadando en el río lo cambiarán para siempre. No sabe que, por primera vez en su vida, está a punto de enamorarse de un chico ruso llamado Volodia, estudiante universitario de 18 años.