Por primera vez en la historia del hombre, encaramos un nuevo y total desafío ante el ideal de la persecución de la verdad pura y abstracta. Por primera vez, podemos concebir una incongruencia fundamental, un desfase crucial, entre la búsqueda de la verdad y los ideales igual de exigentes de justicia social o, aún más centralmente, entre la verdad y la supervivencia. Lo que está en juego en la carrera obsesiva por el descubrimiento ya no es una pierna rota de Tales o el descuido mortal de Arquímedes.