Para Manuel Valadez y Carlos Guzmán el proceso acusatorio tiene un eje de gravedad muy marcado, constituido precisamente por la teoría jurídica del delito. Ellos han demostrado cómo durante el proceso una misma conducta puede tener significados diferentes, según sea el dominio que se posea de la dogmática. Por eso, la lectura de este libro, para los operadores del sistema acusatorio, probablemente representará algo así como un “no-me-olvides” de la teoría del delito.