Durante años se ha creído que los genes son componentes fijos en nuestro cuerpo que determinan nuestro destino biológico. ahora la ciencia demuestra lo contrario: siempre tendremos esos elementos originarios, pero éstos son dinámicos y responden a lo que pensamos, decimos y hacemos. De pronto nuestros genes se convierten en nuestros aliados más fuertes en lo referente a nuestra transformación personal y nuestro bienestar radical.