Todas las grandes tradiciones místicas de la humanidad coinciden unánimemente, en una serie de enseñanzas que constituyen el núcleo de la llamada filosofía perenne.
A saber: que existe un fundamento, divinidad, brahman o shunyata, que es el principio no manifiesto de todas las cosas. Este cimiento absoluto es simultáneamente trascendente e inmanente.