Las sagas incluidas en este volúmen, traducidas por primera vez directamente del islandés antiguo por Santiago Ibáñez Lluch, constituyen textos emblemáticos de las antiguas letras nórdicas.
La Saga de Eirík el Viajero se sitúa en las postrimerías de la Noruega pagana, hacia finales del siglo X, y acusa el influjo de la literatura visionaria de la Edad Media occidental.