La creación de Kafka representa todo el mal de la burguesía decadente: su incapacidad de ver la realidad, su conciencia enfermiza que no ve alrededor de ella más que la imagen de su propia angustia. Nos enseña la situación del ser humano frente a la burocracia fantasmagórica, pero sin atarla a una situación histórica concreta y con toda su misteriosa ambigüedad moral.