Concatenada con el momento histórico de una sociedad provinciana en expansión, a fines del siglo XIX, e impulsada contra el fondo del prospero pueblo industrial de Pluviosilla (Orizaba) en tiempos de forma magistral en La calandria, escenas y caracteres nacionales que colorea con detallados ambientes locales, definiendo a la novela como una calca exacta de la vida así como la copia artística de la verdad. Utilizando un estilo castizo, apoyando en los recursos del habla popular y regional, logra un paisaje social y psicológico, que hacen de esta obra una joya de nuestra literatura.