Los Entremeses son prueba de que Miguel de Cervantes sabía hacer teatro; más aún: definir una forma teatral, darle una densidad que no tuvo antes ni después.
Cervantes pone, como en todo lo que toca, sustancia, materia pictórica, contrastes y masas de luz y sombra. Los entremeses cervantinos encandilan los ojos del pescador.
Aunque los asuntos de los entremeses son muy variados, por lo general se apoyan en figuras o personajes típicos del teatro español de la época, hay entre ellos una profunda unidad temática, ideológica, estilística.