Una batalla judicial feroz y la búsqueda desesperada de un asesino sádico. Lo llamaban el Fabricante de Muñecas... El asesino en serie acosaba mujeres en Los Ángeles y dejaba una espeluznante tarjeta de visita en el rostro de sus víctimas.
De un único disparo certero, el detective Harry Bosch pensó que había acabado con la pesadilla de la ciudad.