Bajo la forma inédira de un diario de una experiencia misteriosa e iniciática, tabucchi ha escrito su más hondo homenaje a Portugal. En un estado entre la conciencia y la inconsciencia, entre la experiencia de lo real y la percepción del sueño, un hombre se encuentra, sin saber explicarse como, en una Lisboa desierta y tórrida al mediodia de un último domingo de julio.