Cuando un niño tropieza y se lastima, la madre coloca instintivamente sus manos sobre la herida, ya sea con la intención de mitigar el dolor o curarlo. Ella no lo sabe, pero al transmitirle su energía curativa está aplicando reiki. Pero el reiki es más que una práctica sanadora que se realiza mediante la canalización de la energía a través de las manos, se trata de una terapia que nos guía en el camino del crecimiento personal.