La risa es un arma peligrosa. Y es la que está más a la mano cuando se trata de combatir a los poderosos. Lo sabe Atenógenes Bribiesca, el actual dictador de la nación.
Por eso ha prohibido la sátira, la ironía y prácticamente todo aquello que produzca un sentimiento alegre. ?¡Meras distracciones!?, explica y ataca al humor y a sus creadores.