No puede comprenderse la figura de Rasputín si no nos adentramos en las oscuras liturgias de la secta ala pertenecía, los khlyst, una escisión herética de la Iglesia ortodoxa para la que solo a través del pecado era posible llegar a Dios.
Según la doctrina khlyst, consumado el pecado viene el arrepentimiento,y tras él el perdón del cielo y la beatitud.