El hombre moderno se vuelve completamente neurótico y la gran presión lo transforma. Pero no hay forma de volver atrás. La estimulación sensorial continuará aumentando.
Recibiremos cada vez más información y la vida seguirá cambiando a ritmos más veloces. Tendremos que aprender, adaptarnos a cosas nuevas. Para aflojar esta presión es necesario entrar deliberadamente en momentos de meditación.