Influenciado por Paul Signac, Van Gogh compuso esta obra durante sus albores impresionistas hacia 1887.
La técnica de composición se fundamenta en la hipótesis esgrimida por Van Gogh, según la cual el ojo reacciona a los colores de una pintura según la exposición a la que haya estado sometido anteriormente. Así, el azul y el naranja que predominan en la obra, causan una intensidad vívida en la armonía de los colores.