Uno de los sentimientos más nobles es la gratitud. Agradecer por los alimentos, porque tenemos trabajo, por una familia que nos llena de amor, ¡por estar vivos!
Agradecer la compañía en los momentos difíciles, las palabras de aliento en la pérdida, la emoción de un nuevo comienzo o las ventanas que se abren para que entre la luz y refresque nuestros días cuando creemos que todo será más difícil.