Gabriel Dickinson y Marta Rodriguez-Johnson han servido a la policía de manera impecable, hasta que un día sus vidas se tuercen de forma irreversible.
Ahora están condenados a trabajar juntos en esos casos olvidados y nunca aclarados que nadie quiere, en realidad, resolver. Es una manera de matar el tiempo mientras esperan a que sus jefes decidan qué hacer con ellos.