EN EL AÑO 2000 EL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL (PRI) CERRÓ UNA ETAPA EN SU DESARROLLO HISTÓRICO. LA DERROTA EN LA ALECCIÓN PRESIDENCIAL DE ESE AÑO FUE LA CULMINACIÓN DE UN PROCESO DE TRANSFORMACIÓN QUE PAULATINAMENTE HABÍA DEBILITADO EL ENORME PODER AMASADO DURANTE LARGOS DECENIOS EN QUE NINGÚN PARTIDO POLÍTICO ESTUVO EN CONDICIONES DE DISPUTÁRSELO.