No incluye baterías es una viaje a la semilla, al norte de México, a Ciudad Juárez. En ese teatro de la memoria aparecen el desierto, los chamizos que deambulan sin rumbo bajo un sol de raja tabla, los recuerdos infantiles, las cartas de amor desdichado, la familia como refugio en esos días en que la vida diaria estalla en pedazos.