Los adultos estamos colonizando la infancia de manera acelerada por la vía de lo híper: infancias hiperactivas, hipersexualizadas, hiperconectadas...
Queremos que sean como nosotros: emprendedores, con una identidad sexual clara, dominadores de varios idiomas y creativos. Idolatramos la autoestima, elogiándolos indiscriminadamente como si ya fueran geniales por el simple hecho de ser niños, a menudo origen de egos inflados de narcisismo.