Las historias de la mitología están repletas de apasionantes personajes femeninos, pero no siempre se les ha reconocido el protagonismo que merecerían. Teseo nunca habría logrado escapar del laberinto del Minotauro sin la ayuda de Ariadna, ni Jasón habría conseguido el vellocino de oro sin el ungüento ni los hechizos de Medea. Por no hablar de Atenea, la divinidad más lista y aguerrida de todo el Olimpo.