Considerados entre los mejores que salieron de la pluma de lev Tolstoi (1828-1910), los relatos reunidos en este volumen ilustran, pese a su disparidad, dos de las principales inquietudes del autor ruso. Inspirado en un incidente cotidiano y real, la muerte de Ivan Ilich incide con vigor en la pavorosa y tardía toma de conciencia de una vida mal vivida.