Mi negro pasado, continuación de Como agua para chocolate, es una defensa de la independencia femenina, y la mejor receta contra los males de nuestros días: el desarraigo, la obesidad y el consumismo vacío. María, adicta a la comida, sufre el injusto fin de su matrimonio, en mitad de una avalancha de reproches racistas y machistas. Deshecha, recibe de manos de Lucía, su abuela por mucho tiempo ausente, el diario de Tita.