En 2001, cuando Jacqueline Novogratz fundó Acumen, una comunidad global dedicada a cambiar la forma en que se aborda la pobreza en el mundo, casi nadie había oído hablar de la inversión de impacto.
Veinte años después, la manera en que los consejos de administración de las empresas y otros actores económicos evalúan los negocios ha cambiado radicalmente.