Para Ellie Ross, solo existían dos cosas en la vida: el baloncesto y el éxito.
Si algo tenía claro era que, durante el verano, iba a formar parte del equipo de baloncesto de su ciudad. Tener que ir en contra de las normas y ser la primera chica del equipo no la detendría. Y es que hacerle el contrario a los demás no se le daba nada mal.