“La misión de descubrir nuestra vocación o el más profundo sentido de la tarea que tenemos en nuestra vida debería ser el cometido número uno de la familia y de la escuela, donde se nos debiera reforzar nuestro mundo interior para que podamos ir en busca de nuestras pasiones. Pero en un mundo que privilegia lo cognitivo y lo académico por sobre lo emocional o espiritual, se hace una tarea más difícil de lograr.”