El lazarillo de Tormes, el río Tormes, en España, fue testigo del nacimiento de un niño de origen muy humilde al que llamaron Lázaro. Huérfano de padre, el muchacho, casi un niño, se despide de su madre para ponerse al servicio de un anciano ciego y así poder valerse por sí mismo y sobrevivir. El anciano promete solemnemente tratar a Lázaro como a un hijo, pero el muchacho no imagina que lo que realmente le espera al lado del ciego es una vida dura llena de maltratos y lecciones.