Figura central de la ciencia decimonónica, Jean-Baptiste de Lamarck (1744-1829) vio ensombrecido su lugar durante un vasto periodo, debido a la difusión de las teorías de Huxley y Darwin, que negaban algunos de los supuestos de las teorías del biólogo francés sobre la evolución. Sin embargo, como lo demuestra el autor, varias de las sentencias lamarckianas siguen siendo definitivas para la historia de la ciencia moderna.