Lestat ha gozado hasta ahora de una existencia cómoda, incluso antes de convertirse en vampiro, y luego de derrotar a Akasha su supremacía indiscutida en el mundo de la noche parece colmar todas sus aspiraciones. Pero a pesar de todo se ha vuelto solitario y meditabundo, lleno de remordimiento por vivir a costa de las vidas humanas y fatigado por la incesante marcha del tiempo que lo ata a la eternidad.