Durante diez años, Sigmund Freud fue hipnotizador. De 1886 a 1896 se apasionó por la hipnosis y la utilizó como parte de su práctica. Los textos que consagró a esa época fueron considerados durante mucho tiempo como pre-psicoanalíticos, y por lo tanto de poco interés. La mayoría fueron publicados de manera dispersa en antologías heterogéneas o en revistas de tiraje reducido.